El caballero de la bondad

Originalmente el caballero es un guerrero que está únicamente al servicio del bien y, por tanto, emprende la lucha contra el mal. Los héroes, Caballeros de la bondad, siempre han defendido a los inocentes y los perseguidos. Las leyendas cuentan cómo luchaban contra dragones, serpientes, brujos, tiranos, malvadas y todo tipo de seres monstruosos que simbolizan el mal.

Precisamente este enemigo ‘figurado’ —que no irreal— indica que su lucha no se basaba en un derramamiento de sangre sino en una batalla a nivel espiritual. El dragón es una metáfora de la fuerza del mal; el brujo simboliza el engaño, la hipnosis, las trampas engañosas que desvían al alma del buen camino. El tirano representa al usurpador violento, al que domina con poder, atemorizando, acallando y paralizando a los pueblos; mientras que la bella malvada es el poder de la magia de la seducción.

Así, el verdadero caballero no se enfrenta a una persona para abatirla, sino a las fuerzas del mal, a las que no tolera. Tiene una espada que no derrama sangre, es la espada de la piedad justa y la pureza, de la ausencia de rencor. Sus victorias las alcanza dirigiéndose siempre hacia el bien, sin hacer uso de la agresividad o violencia: es decir, vive según la máxima de no responder al mal con el mal. Esto es clave, porque cuando no se responde al mal con el mal se está impidiendo que el mal se multiplique y tome fuerza. Allí donde casi no es posible, donde todas las circunstancias son adversas, el caballero, en lugar de rebelarse hace un sacrificio y derrama bondad. ¿Qué significa esto a nivel espiritual? Pues que el caballero comparte la cruz del prójimo, toma sobre sí parte de su pesada carga y no responde con rencor. Entonces se multiplica la bondad.

Claro que para realizar esta gran hazaña debe estar atento, haciendo esfuerzos constantes, sirviendo al prójimo activamente. Y siempre presto para la batalla. Se enfrenta al miedo a morir todos los días, vence y solo después llega la sobreiluminación.

La lucha del caballero en primer lugar va dirigida contra sí mismo, contra el mal que lleva en su interior. Por ello tiene el valor de querer conocer la última verdad sobre sí mismo. Permite que entre la luz de la Sabiduría y de la Bondad, irradiando y dejando a la vista toda su oscuridad interior, para después, con esa luz, expulsar y quemar todo aquello que le molesta y le impide mejorar. Este difícil y a veces doloroso proceso lo realiza con el fin de prepararse para una lucha superior, ya no por una verdad personal, vital o una causa social, sino por la libertad verdadera para todas las almas, fuera de las leyes y condicionamientos terrenales, según los estatutos del Univérsum del bien.

El bien, la vida, la luz, el amor, la verdad, la sabiduría y la bondad son los valores por los que se han regido los pueblos pacíficos y los buenos gobernadores que les guiaban: ancianos blancos, sabias ancianas, reyes justos, nobles damas y caballeros, druidas, etc. En otros tiempos, la buena gente sabía que los ideales luminosos del bien son incompatibles con los del mal, por lo que era importante guardarlos. Era de vital importancia para el mantenimiento de la paz y prosperidad que cada miembro de la comunidad, cada hombre y mujer, fuese un caballero de la bondad.

Muchos son y fueron los que se atrevieron a pretender el título de caballero, a muchos indignos les es concedido este noble título por hacer favores a los poderes del mundo, defender sus instituciones y ser promotores de guerras. Esta es la figura del caballero vuelta del revés, totalmente tergiversada. Ni condecoraciones ni distinciones honoríficas ni bandas de tafetán ni broches hacen al caballero, sólo el corazón noble, valiente, puro y bondadoso que brilla como un sol iluminando todo a su alrededor.

La música: instrumento de transfiguración del mundo.

 

Es bien conocido el poder que tiene la música sobre nuestros estado interior, la música puede alentar todas nuestras emociones, y además, y lo más importante, interviene en nuestra alma.

Hoy quisiéramos hacer una  reflexión. ¿Qué creen que ocurre al ser humano cuando escucha la música actual (la más escuchada hoy en día por la humanidad): disco, tecno, rock, pop, heavy, reggaetón…?

Se hace necesario conocer que hay muchísimos intereses ocultos detrás de este tipo de música tanto económicos, de control, poder e influencia en las grandes masas, y lo más importante, para disminuir la vibración de los cuerpos sutiles de cada persona.

La música, igual que otros tipos de arte, sin espiritualidad lleva a la perversión, la pérdida de orientación, degradación total y extinción, lo que por desgracia observamos hoy en día. ¿Qué significa esto? Que la música sin bondad, daña. La música sin bien, empeora. La música sin conceptos, valores, sin objetivos buenos… no puede ayudar en nada. Hay música capaz de volver violento a todo aquel que la escucha, porno-erotizarlo, convertirlo en un mar de lágrimas entristeciéndolo con la nube de Tánatos, conducirlo al descontrol de sí mismo.

El científico Masuro Emoto descubrió cómo el agua cambiaba su estructura ante un tipo de música u otro. Con la música de rock, tecno… los cristales del agua congelada se volvían totalmente irregulares adoptando formas desestructuradas. En cambio, la música clásica formaba cristales de formas armoniosas y hermosas.

La ciencia también habla sobre ‘la teoría de las supercuerdas’, la cual afirma que el universo está formado por vibraciones de finísimas cuerdas. El universo está repleto de vibraciones divinas que transmiten el amor puro de las esferas celestiales, las cuales llegan a cada ser humano. El corazón espiritual, al escuchar estas vibraciones aviva la memoria de ese amor y puede reconocerlo en la medida en que esté afinado con esas vibraciones.

Así, la música portadora de las esferas celestiales se convierte en la llave para afinar almas, despertar corazones. La música es Verbo divino exento de barreras, es el lenguaje de la divinidad. Pero el músico ha de ser un transmisor de dichas vibraciones divinas, un instrumento directo de la divinidad.

La música de los grandes compositores forma el sentido del amor espiritual. Solo puede interpretarla de modo adecuado aquel que está lleno de amor.

El hombre necesita la música de personas altamente ilustradas, ¡portadores de la esfera! Solo la música de los mensajeros de arriba puede ayudar a sacar a las personas del abismo en el que se hallan y dirigirlas a  alturas inauditas, abrirles otro mundo, lleno de armonías celestiales.

La música genial educa, da un impulso poderoso al alma. La música interpretada por músicos de alta iniciación purifica al hombre, lo hace más bondadoso, lo dirige a la espiritualidad, lo ayuda a abrir el corazón para la compasión, lo ayuda a sentir el dolor de otra persona como propio, lo ayuda a descubrir la hermosura interior.

La misma percepción de la música se traslada a la acústica del corazón, si el corazón es puro.

En la escuela musical de Juan de San Grial se enseña cómo interpretar con la vibración del corazón espiritual, donde se persigue alcanzar el más noble objetivo de un músico: servir a la humanidad abriendo las esferas divinas, como hicieron los cristos musicales Bach, Mozart, Beethoven, Tchaikosvsky… Tocar aquella música capaz de elevar y divinizar al ser humano a través del amor.

 

Don Quijote de la Mancha​. Miguel de Cervantes

 

SOLO LOS HOMBRES BUENOS SE QUEDAN EN LA MEMORIA.

 

“…Ya no soy don Quijote, desde ahora soy Alonso Quijano el Bueno…”. Estas fueron las últimas palabras con las que el caballero de la Triste figura se despidió de este mundo dando testimonio vivo de que no hay ideal más sublime que llegar al tálamo de la muerte siendo BUENO, un millón de veces más bueno… buenísimo entre los buenos.

Y es que él no fue un loco, él… sencillamente, fue bueno.

“Caballero soy y caballero he de morir si place al Altísimo… Mis intenciones siempre las enderezo a buenos fines, que son de hacer bien a todos y mal a ninguno: si el que desto trata merece ser llamado bobo, díganlo vuestras grandezas…”.

Y es en esto precisamente donde radica el secreto del éxito universal de la obra de Miguel de Cervantes Saavedra, pues la historia del Quijote entraña en sí misma el misterio de la venida del hombre a la Tierra: EL CAMINO DE LA BONHOMIZACIÓN. El ser humano llega a este mundo repleto de molinos amenazantes como pilares de la maldad y cual caballero andante, intrépido y guiado desde lo alto, vence hasta en la última batalla en nombre del bien y la bondad.

Su popularidad sigue vigente hasta nuestros días solo por una razón: por estar basado en lo arquetípico, en lo inagotable, inmortal… Hay libros que nacen y mueren tan pronto como son leídos por su último lector, pero El Quijote, por estar basado precisamente en los arquetipos, ha logrado ser coronado con la inmortalidad, convirtiéndose más que sobradamente en un pergamino eterno:

“… Sé los innumerables trabajos que son anejos a la andante caballería, sé también los infinitos bienes que se alcanzan con ella; y sé que la senda de la virtud es muy estrecha, y el camino del vicio, ancho y espacioso; y sé que sus fines y paraderos son diferentes; porque el del vicio, dilatado y espacioso, acaba en muerte, y el de la virtud, angosto y trabajoso, acaba en vida, y no en vida que se acaba, sino en la que no tendrá fin, y sé, como dice el gran poeta castellano nuestro, que: Por estas asperezas se camina de la inmortalidad al alto asiento…”.

¡Y he aquí sus perlas arquetípicas que ensartaron una de las más bellas historias escritas!

  1. Alonso Quijano. El habitante del cielo terrenal

Don Quijote encarna al alma universal que sin miedo coge la lanza de la verdad y lucha hasta el último aliento con el único objetivo de vencer las miles de manifestaciones del mal mundial: la usurpación, la mentira, la tergiversación, el egoísmo… Pero el verdadero mérito radica en el altruismo absoluto de tal hazaña, no llevada a cabo para cosechar gloria personal en una frenética persecución de medallas de oro en el campo de batalla.

Vencer para sí mismo no es nada, las victorias con tal pretensión mueren con uno mismo en el mismo lecho de la muerte… Cervantes trata aquí una finalidad mucho más profunda y excelsa: vencer en nombre de la humanidad, dejar un mundo mejor tras de sí, testimoniar que solo los hombres buenos se quedan en la memoria… “Los andantes caballeros habemos de atender más a la gloria de los siglos venideros, que es eterna en las regiones etéreas y celestes, que a la vanidad de la fama que en este presente y acabable siglo se alcanza; la cual fama, por mucho que dure, en fin se ha de acabar con el mesmo mundo, que tiene su fin señalado…”.

 

La visión divina del prójimo: Otra de las virtudes que dan testimonio de la figura de nuestro caballero andante como un alma ungida es la visión divina del prójimo. Existen dos maneras de ver al hombre: como un ser inmundo e insignificante, una nulidad venida de la nada, o como la misma Divinidad. Y El Quijote tiene la visión pura del ser humano. No ve en él a un pecador rematado o a ‘polvo que se convertirá en polvo’, él mira en lo más profundo y recóndito y con sus propios ojos ve que la divinidad habita en el interior de cada hombre,  sabe que todo lo exterior no son más que envolturas transitorias e ilusorias, que los hechos o pecados de los hombres no pueden desterrarlos al ostracismo y a la condena, que en lo más hondo y oculto se halla la misma imagen indeformable de Dios. Cuenta de ello se da en el pasaje en el que Don Quijote libera a todos los presos de una cárcel, y ante las amonestaciones de un cura sobre que había liberado a consabidos delincuentes, él alega: “…a los caballeros andantes no les toca ni atañe averiguar si los afligidos, encadenados y opresos que encuentran por los caminos van de aquella manera o están en aquella angustia por sus culpas o por sus gracias; sólo le toca ayudarles como a menesterosos, poniendo los ojos en sus penas y no en sus bellaquerías. Yo topé un rosario y sarta de gente mohína y desdichada, y hice con ellos lo que mi religión me pide, y lo demás allá se avenga…”.

Dar la vida por el otro: Si algo ha de definir a un verdadero caballero es la cualidad de aquel que es capaz de dar su vida por el otro, de morir por amor. Llegar a tal cumbre solo la pueden hacer aquellos que han vencido el miedo a la misma muerte; y llegar a tal victoria la consiguen solo los que han vivido consagrados al Altísimo y a la Sabiduría, aquellos que han vivido bajo una férrea lucha contra el mismo mal y su lenguaje viperino. Una de las maquiavélicas y refinadas arterías de este lenguaje es el halago, idioma que a priori parece inofensivo e incluso ‘bueno’, pero ponzoñoso para aquellos que conocen el mundo espiritual y sus leyes, según las cuales la adulación no es más que un arma pérfida para el desvío del camino recto de la bondad. Estos dos aspectos, dar la vida por el otro y el rechazo de este lenguaje astuto los aúna Cervantes magistralmente en el siguiente diálogo. Una hermosa mujer, la princesa Micomicona, comienza a alabar al Quijote y él la interrumpe para decirle:

Princesa: “…y en verdad que nunca tuve buen tiempo, y con todo eso, he llegado a ver lo que tanto deseaba, que es al señor don Quijote de la Mancha, cuyas nuevas llegaron a mis oídos así como puse los pies en España, y ellas me movieron a buscarle para encomendarme en su cortesía y fiar mi justicia del valor de su invencible brazo. -No más: cesen mis alabanzas -dijo a esta sazón don Quijote- porque soy enemigo de todo género de adulación; y aunque asta no lo sea, todavía ofenden mis castas orejas semejantes pláticas. Lo que yo sé decir, señora mía, que ora tenga valor o no, el que tuviere o no tuviere se ha de emplear en vuestro servicio hasta perder la vida”.

 

  1. Sancho Panza. El hermano fiel

En la imagen tierna de Sancho se encierra uno de los misterios más grandes de la obra: la fraternidad. El vínculo que une a don Quijote y Sancho Panza va más allá del formalismo impostado que cabría esperar de la relación entre un escudero y su amo. Don Quijote y Sancho unen sus vidas al calor del más noble de los objetivos, si bien con perspectivas dispares, ambos logran entretejer una unión cuyo único sostén es un amor puro, inocente y fiel hasta lo último. Tal amor transfigura el vínculo entre amo y escudero en hermanos que se adoran por encima de todo, que ponen su corazón como escudo vivo, que no temen morir porque ya entregaron sus vidas por amor… Son inseparables, están hermanados, son uno.

En una ocasión en la que Sancho habla sobre su amo con otro escudero, le dice a este:

“…digo que no tiene nada de bellaco: no sabe hacer mal a nadie, sino bien a todos, ni tiene malicia alguna: un niño le hará entender que es de noche en la mitad del día, y por esta sencillez le quiero como a las telas de mi corazón, y no me amaño a dejarle, por más disparates que haga”.

Don Quijote jamás podría haber hecho lo que hizo sin Sancho, no podría haber intentado derribar ni un solo molino. La fuerza del hombre no reside en uno mismo, reside en la fuerza colectiva que nace de la fraternidad, del amor sin límites que se pueden profesar dos almas que se hallan en matrimonio divino, juntos y con toda la humanidad…

A pesar de reconocerse como un simple y en ocasiones rudo escudero, en él residía una sabiduría innata que no dejaba de sorprender al mismo don Quijote. Se da buena cuenta de ella durante su breve gobierno de la ínsula. Asimismo, recordamos como ante una de las muchas situaciones difíciles que ambos tuvieron que enfrentar, Sancho sugiere sabiamente a su querido amo: “Encomendémoslo todo a Dios, porque Él sabe de las cosas que han de suceder en este valle de lágrimas, en este mal mundo que tenemos, donde apenas se halla cosa que esté sin mezcla de maldad, embuste y bellaquería”.

 

  1. Dulcinea. La Dama Celestial

Miguel de Cervantes escribió su obra como él mismo dejó claro en su prólogo en contra de las ridículas obras de caballería. En el s. XVII, como en siglos anteriores, el amor reflejado en la literatura era el amor cortés, aquel regido por el romanticismo y la libido. Un amor que no puede crecer ni multiplicarse más allá de los ‘dos enamorados’, un amor sin futuro, sin perspectivas, un amor de este mundo gobernado únicamente por lo carnal y físico… “Advierte, Sancho -respondió don Quijote-, que hay dos maneras de hermosura: una del alma y otra del cuerpo; la del alma campea y se muestra en el entendimiento, en la honestidad, en el buen proceder, en la liberalidad…, y todas estas partes caben y pueden estar en un hombre feo; y cuando se pone la mira en esta hermosura, y no en la del cuerpo, suele nacer el amor con ímpetu y con ventajas…”.

 

Saavedra quiso reflejar el amor virginal a la mujer más hermosa del mundo: Dulcinea del Toboso, que es en verdad la misma Madre Divina. Ella es la personificación de la Madre Celeste que marca cada paso del caballero, es Ella la fuente de inspiración, el alimento de lo alto, la Guía, la que ampara incondicionalmente, la que en verdad vence en cada batalla. Es Ella la única espada y escudo del Quijote: “Sin el valor que Ella infunde en mi brazo no sería capaz de matar ni a una pulga, es el valor de Dulcinea el que toma mi brazo como instrumento de sus hazañas. Ella pelea en mí y vence en mí, y yo vivo y respiro en Ella, y tengo vida y ser”. Dulcinea es el eje central de la obra, y en verdad podemos extrapolar que solo Ella, la Dama Celeste, es el eje central de la propia obra de la vida de cada caballero, que sin Ella como Guía… jamás será posible la victoria.

 

En una ocasión don Quijote detiene a unos mercaderes en el camino y los conmina en voz alta a que afirmen que Dulcinea es la más hermosa. Estos se niegan alegando que no la han visto nunca, a lo que él responde: “Si os la mostrara -replicó don Quijote-, ¿qué hiciérades vosotros en confesar una verdad tan notoria? La importancia está en que sin verla lo habéis de creer, confesar, afirmar, jurar y defender…”.

 

Miguel de Cervantes Saavedra no fue un escritor sin más o un soñador utópico que fantaseaba con un mundo mejor… Él conocía las ciudades-jardín y las leyes del universo del bien, conocía las reglas de la lucha espiritual y de las únicas armas con las que vencer: la misericordia, la lealtad, la intrepidez, la última verdad… Y lo más importante de todo, conocía a la Dama omnihumana y el estatuto de que sin Ella nada se puede lograr: “…porque quitarle a un caballero andante su dama es quitarle los ojos con los que mira, y el sol con que se alumbra… que el caballero andante sin dama es como el árbol sin hojas, el edificio sin cimiento, y la sombra sin cuerpo… y por ella viviré yo en perpetuas lágrimas hasta verla en su prístino estado”.

 

  1. Los molinos. La gran maquinaria del mal mundial

Los molinos no solo aparecen en el famoso pasaje de ‘Los Molinos de Viento’, los molinos están dispersos por toda la obra reflejando las miles de máscaras con las que se oculta la maldad. Empero, es en ellos donde Cervantes refleja abiertamente los pilares cementados de la gran maquinaria del mal mundial que aplasta y prohíbe el florecimiento de la bondad: “Hemos de matar en los gigantes a la soberbia; a la envidia, en la generosidad y buen pecho; a la ira, en el reposado continente y quietud del ánimo; a la gula y al sueño, en el poco comer que comemos y en el mucho velar que velamos; a la lujuria y lascivia… a la pereza…”.

Don Quijote entiende que no hay que simplemente luchar con la manifestación externa del mal, sino cortar de raíz el mal: el origen de todos los desastres de antes y de ahora… Porque de nada le sirve a un caballero luchar y parar las flechas lanzadas, si no conoce al tirador que las lanza.

 

  1. “Con la Iglesia hemos dado, Sancho”. La trampa religiosa

A lo largo de la obra Don Quijote, y sin menoscabo de su sobria integridad como caballero andante, no solo se enfrenta a los curas caracterizándolos como ladronzuelos, astutos o bribones, la cuestión es mucho más profunda e importante, en ellos Saavedra desenmascara las trampas de este mundo, los magos que con sus artimañas negras hipnotizan a las almas llevándoselas para sus tretas a su propia guarida… “…dijo el duque: ¿Quién ha sido el que tanto mal ha hecho al mundo? ¿Quién ha quitado del la belleza que le alegraba…?

—¿Quién? —respondió don Quijote—. ¿Quién puede ser sino algún maligno encantador de los muchos invidiosos que me persiguen? Esta raza maldita, nacida en el mundo para escurecer y aniquilar las hazañas de los buenos, y para dar luz y levantar los fechos de los malos…”.

 

  1. Los caballeros del bien y de la pureza

Y en este mundo actual, donde imperan los conflictos bélicos y pareciera que nos encontramos en la antesala de la tercera guerra mundial siguen siendo igual de necesarios los caballeros andantes cuya bandera sea la de la paz… “Las armas tienen por objeto y fin la paz, que es el mayor bien que los hombres pueden desear en esta vida…”. Y existir, existen, en verdad nunca han desaparecido tales caballeros. Y hoy en día es Juan de San Grial el mismo Cervantes y el mismo Quijote del s. XXI. Quijote porque ya se enfundó la armadura y tomó el escudo y la lanza para salir al campo de batalla y Cervantes porque es aquel que tiene la pluma del Altísimo con la que escribe el nuevo destino de los caballeros guiados por la Purísima.

Montsegur. El enclave cátaro

Enciende la vela en tu corazón y toda la Tierra se prenderá con su llama…

 La fortificación de Montsegur fue desde inicios del siglo XIII refugio de perfectos y buenos hombres cátaros. Pero raíz de las persecuciones, fue creciendo el número de perfectos e iniciados que llegaba allí escapando de los inquisidores. Finalmente se convirtió en la última pero espiritualmente más fuerte comunidad cátara. Un recinto fortificado, con una torre y numerosas casas formaban un pueblo cátaro donde se establecieron familias enteras, en total eran alrededor de un millar de personas. Se vivía en una incesante contemplación del Padre Bondadoso y toda la montaña estaba rodeada por una atmósfera de amor inexplicable. Los peregrinos llegaban de todas partes y teniendo ante ellos un ejemplo vivo de bondad y pureza, se consolaban y no anhelaban otra cosa que hacerse iguales a los perfectos. El Grial descendía a las manos de los buenos y santos hombres para disolverse en los corazones de todos los que estaban presentes.

 

El asedio de Montsegur duró casi un año. Las tropas del ejército real francés asaltaron varias veces la fortaleza, sin éxito. El final de la resistencia llegó por una traición. No interesaban los civiles ni los hombres de armas, el objetivo era destruir a los portadores de la fe en el buen Padre, a los perfectos y perfectas. Pero ellos no traicionaron su conciencia, no rompieron la promesa de nunca responder al mal con el mal. No abjuraron de su fe, de la verdad, ni tenían nada que confesar a los inquisidores. Como castigo fueron enviados a una improvisada hoguera, a los pies del castillo. Los perfectos y perfectas emplearon las dos semanas de plazo que les habían concedido para hacer la elección entre la abjuración o la hoguera como tiempo de preparación espiritual. En marzo de 1244, más de 200 hombres y mujeres fueron a la muerte cogidos de la mano y cantando himnos. Sin miedo, con los rostros iluminados y con la vela del corazón encendida entraron en el fuego del amor. ¿Cómo interpretar esto? ¿Fue un suicidio colectivo? No, fue una gran victoria espiritual. Si el objetivo del ser humano en la Tierra es adquirir la corona de vencedor, superar cualquier tentación sin doblegarse ni contestar con el mal y ganar con la fuerza del amor para multiplicarlo, sin duda, estos ‘mártires del puro amor’ son la prueba de la victoria.

Nada de lo que se pueda acumular en la Tierra sirve en los cielos, excepto el amor. El amor no muere, supera el dolor, vence el miedo. Puesto que es lo único real, el que acumula amor puro se hace inmortal.

¿Por qué la pureza es tan importante en la humanidad?

 

   Podemos decir que la pureza no viene de este mundo. Es un símbolo, un estandarte, un pilar de los mundos donde no existe el mal. La pureza es la base de toda comprensión del alma. Puede parecer lejano, pero en realidad es la condición más natural de cada uno de nosotros. Si no hay pureza, no puede haber salud.

 

¿Quién no siente que el alma se alimenta y se consuela cuando podemos admirar la magnificencia de un resquicio de naturaleza virgen, si olemos la indescriptible fragancia de una flor, o escuchamos una hermosa melodía…? ¿Se podría vivir con esta sensación para siempre? El catarismo lo afirma rotundamente. No es una utopía, ni un sueño. Es una realidad de la vida espiritual verdadera.

 

La catástrofe de La Tierra: La falta de pureza.

 

Quebrantar las leyes de la naturaleza del bien conlleva la enfermedad y la muerte. Pero vivimos en un territorio de especiales características, en donde no imperan las leyes del buen Univérsum sino las de un mundo corrupto. Y como una excepción de entre miles de constelaciones, aquí en La Tierra, existe la mezcla entre la pureza y la lujuria, entre la luz y la oscuridad, entre el bien y el mal. Sólo por la alquimia prohibida del remodelado de adaptación el hombre puede vivir sin pureza, alimentándose de todo tipo de gozadas y tentaciones. Y podemos nutrirnos de fuentes contaminadas que nos envenenan lentamente sin ni siquiera saberlo.

Esto que en apariencia pasa desapercibido tiene una gigantesca repercusión en nuestro cuerpo físico y espiritual.

 

Una rama milenaria de gente pura.

 

Hoy en día sólo el catarismo habla de profunda pureza, pero esto no es algo dado repentina y gratuitamente, sino que ha sido un legado sagrado que ha permanecido en el mundo gracias a las hazañas de caballeros y mujeres mirróforas custodios de este tesoro.

Hablamos de hazañas porque la lucha entre el bien y el mal siempre se ha dado, y la pureza como valiosísima joya, fue y sigue siendo hoy en día objeto de hurto para los ladrones espirituales, aunque sin conseguirlo.

Hace 800 años la religion occidental, intentando adueñarse de las miles de ventajas de la pureza cátara impuso entre los votos monásticos el de castidad, desencadenando perversiones y escándalos que llegan hasta nuestros días. Y esta misma tergiversación la encontramos en la sociedad actual, donde la agresividad, la lujuria, los placeres diarios, se admiten como una costumbre, y quien valientemente se atreve a acumular pureza es perseguido, calumniado y desacreditado.

 

La victoria del bien será gracias a la virginidad.

 

¿Cómo no volver a lo que somos en inicio, a lo verdadero? Es la recuperación de nuestra herencia robada, es lo que el alma quiere, busca y necesita para vivir en la plenitud de la libertad espiritual, pues la Divinidad, de quien debemos tomar ejemplo y de quien somos hijos herederos, no sólo es pura, sino intachable e inmaculada.

La pureza es la llave maestra que abre nuestro potencial divino de forma personal, y también milagrosamente es la única herramienta pacífica y poderosísima para el cambio del orden mundial.

“Viaje a los Castillos Interiores”

 Entrevista a miembros de la Asociación Cátara de Valencia

Como cuarto año consecutivo, desde la Asociación Cátara de Valencia, hemos organizado un viaje a los castillos cátaros de Montsegur, Peyrepertuse, Queribus, y también a San Salvador Verdadero (situado en la provincia de Gerona). Se trata de un viaje espiritual, una experiencia diferente a aquellas que se realizan por el mero placer de viajar o “consumir” destinos turísticos.

Durante este viaje hemos previsto visitar, además de los castillos una serie de importantes cuevas dentro del marco de la esencia cátara ( entre ellas la cueva de Lombrives conocida también como “la catedral de los cátaros”).
Hemos propuesto para este viaje un extenso programa, donde se realizan los ágapes, prácticas cátaras como cantos, oraciones o ablución en aguas puras (cabe mencionar que solemos buscar emplazamientos cercanos a fuentes de agua, como pozas o nacimientos).

Hemos querido preguntar a algunos hermanos que viven por primera vez esta experiencia, indagando acerca de sus expectativas y motivación. También contamos con la colaboración en esta entrevista, de los “veteranos”, quienes nos cuentan el porqué de estos destinos en el viaje que ahora realizamos.

Os invitamos a seguir leyendo esta entrevista en la que se habla sobre valores humanos y espirituales, bondad, comunión con la Naturaleza, … Queremos que descubráis por vosotros mismos todo lo que hemos recogido hablando con nuestros entrevistados.

 

¿Por qué se va a estos castillos?

El acercarse a los cátaros siempre crea una expectativa (especialmente para los que conocen) que dista mucho de cualquier experiencia turística o incluso filosófica… es como un peregrinaje al interior.

Lo que más nos motiva es entender a esta buena gente, cuál es su forma de vida, de dónde viene su fuerza espiritual. Su determinación les lleva a un fin que está por encima de persecuciones u hogueras; queremos conocer de qué fuentes espirituales bebían para tener esa determinación.

La bondad, en especial ésta, es poco entendible hoy en día. Si queremos la bondad arquetípica, que destacó en los pueblos que vivían en esta providencia bondadosa, uno de los enclaves que tenemos más cercanos son los cátaros.

Tenemos fuentes para que estos viajes sean espirituales, no buscamos experiencias únicamente, sino respuestas a preguntas internas sobre nosotros mismos, cómo está el mundo, qué ha pasado con los valores desvalorizados, en los que estos pueblos se apoyaban. Algunos de estos valores son apreciar al prójimo, valorar cada alma como un tesoro, tesoro profanado tantas veces por ideologías, miedos, traumas. Los cátaros tenían visión reveladora, sabiendo que en el interior de cada persona habita una divinidad.

En esos lugares germinarán las semillas que ya están plantadas en nuestro interior, y así podremos sentir qué significa el catarismo.

Nuestros viajes son muy sencillos y transparentes; los cátaros deslumbraron por la sencillez de sus actos con la profundidad de su bondad. Llegaban al corazón de las personas con su ejemplo… la rica sencillez de estos pueblos es algo que se echa en falta en la sociedad actual.

 

¿Qué significa para ti este viaje?

“Para mí este viaje significa el encontrarme, el sentir cuando los inmortales estuvieron allí, su gracia; sé que también me encontraré con la gracia de Madre Divina.

Como cátara que soy, será como ‘volver a casa’. Se trata de un viaje interior, durante el cual el alma intentará descubrir cómo vivieron los cátaros, qué sintieron, cómo sufrieron cuándo fueron perseguidos; también descubrirá su pureza, su bondad… y eso es posible porque todo ello queda impregnado en los castillos.

El alma puede despertar a una vida de sencillez y pureza con el anhelo de ayudar al prójimo sin intereses. Creo que mi corazón espiritual se abrirá. Deseo que el alma sienta el fuego de las prácticas cátaras cuándo ayudan a entrar en contacto con la divinidad”.

 

Seguimos hablando sobre otros dos hermanos sobre el significado que le dan a este viaje, nos hablan sobre unión fraternal y valores del catarismo:

“Este viaje significa una iniciación a la caballería de los buenos hombres, dado que en estos lugares se expandió un movimiento filosófico, espiritual y cultural que fue revolucionario e incluso nostálgico para la época actual. Pienso que en estos días se necesita una forma de vida con los valores del catarismo.

Supone una entrada a esta atmósfera de paz, armonía y unión fraternal”.

“Es mi cuarto viaje con los cátaros, y anteriormente realicé dos en solitario. En el primero tenía expectativas, pero en la actualidad viajo sin ellas, y veo que cada paso por este viaje es como una pequeña iniciación dónde se dejan atrás muchas cosas, y a la vez te colmas de otras”.

 

¿Qué es lo que te mueve para realizar este viaje a los castillos cátaros?

“Quiero conocer cómo vivían estos pueblos puros, impregnarme y sentir su bondad. Sé que vivían en comunidad y en comunión con la Divinidad, la Naturaleza, y con otros pueblos, y me gustaría descubrir estos aspectos más en profundidad.

Los cátaros eran hombres y mujeres buenos que anhelaban ayudar al prójimo. Me motiva seguir los pasos de estas personas puras de corazón”.

“Me gusta el cambio y la renovación; también me gusta moverme de un sitio a otro, siempre que viajo trato de ir a lugares dónde me sea posible, crecer, aprender y descubrir algo nuevo.

Este viaje al sur de Francia no lo realizo por primera vez, pero ahora tengo otra comprensión, conciencia, visión y conocimiento… Y creo que lo voy a vivir de forma diferente, estoy convencido de que va a ser así.

Además de la riqueza arquitectónica de los castillos, el viaje transcurrirá por una zona muy rica en recursos naturales, y regada con abundantes aguas. Me interesa mucho compartir la experiencia con otras personas que van a acompañarme en este viaje”.

No menos interesante es la aportación de otro de los entrevistados, centrada en la unión fraternal y con la Naturaleza:

“Vivir en directo en la fraternidad cátara, sus oraciones, cantos… vivir como ellos vivían, en unión. También conseguir una unión con la Naturaleza, como parte de la Divinidad. La posibilidad de habitar en contacto con la Naturaleza y cerca de fuentes puras es asimismo uno de los aspectos que me mueven.

Sé que sentiré la presencia viva de los cátaros inmortales en esos castillos”.

Estamos seguros de que esta entrevista os ha llegado al corazón, y esperamos sinceramente que os haya gustado. Si es así, dentro de unos días, publicaremos una “segunda parte” en la que los hermanos nos desvelarán su experiencia una vez realizado este “viaje a los castillos interiores”…